lunes, 31 de enero de 2011

J. Rosso y su misterio

J. Rosso era un psiquiatra estadounidense que trataba pacientes con todo tipo de diagnósticos, aunque él era especialista en adiccionología. Gracias a un programa televisivo sobre vidas anónimas su vida cambió ya que empezó a hacerse famoso después de que la cadena se enterase de que era capaz de descubrir, a simple vista, cuál era el número de veces semanal que desempeñaba el paciente su adicción. En el proceso desde que el paciente entraba a su consulta por primera vez hasta que Rosso se sentaba en su silla después de haber saludado formalmente a su paciente era capaz de escribir en un papel un número y que segundos después el paciente diese un número exacto (el que estaba en el papel del psiquiatra) de veces que abusaba de su adicción por semana. La cadena de televisión utilizó el “arte” de J. Rosso para hacer varios reportajes con cámaras ocultas incluídas, algunos. Mientras la cadena ganaba dinero, Rosso se hacía cada vez más famoso aunque muchos dudaban de la veracidad de los hechos: todo podía ser un simple truco, pero jamás nadie pudo asegurar que fuese un timo. Tanto Rosso, como la cadena, como los pacientes negaban todo tipo de manipulación. Algunos especulaban con el tipo de métodos que podía utilizar en el caso de que fuera cierto: espiando a sus pacientes, con alguna entrevista previa que lo dejase claro. Nadie lo sabía. El mito continuaba. Rosso, como todo mito, cansado de tanta repetición de lo mismo, finalmente se apartó de las cámaras. Se dice que años después, una revista quiso recordarlo con una entrevista y una vez más, como todos los entrevistadores de Rosso, lo intentó, le preguntó cómo lo hacía, si era verdad o mentira. El psiquiatra aseguró que todo era cien por cien cierto, que no había ningún tipo de trampa, él adivinaba, pero confesó que él nunca había sido capaz de prever cuántas veces a la semana un adicto podía hacer uso de su adicción. El entrevistador no entendía nada. Rosso le propuso explicárselo todo si le prometía que no saldría publicado. El entrevistador dio su palabra y Rosso pronunció: “Jamás he sabido cuántas veces un adicto podía hacer uso de su adicción semanalmente, pero siempre he tenido clara la respuesta que cada uno de ellos iba a darme al preguntárselo”. Una semana después J. Rosso murió de cáncer de pulmón.

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